miércoles, 16 de noviembre de 2011

Día Mundial de la Tolerancia



Desde 1996 año en que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declarara los días 16 de Noviembre como “Día Internacional para la Tolerancia”, se hace mención a esta palabra, que es más fácil de pronunciar que de dimensionar su verdadero significado y menos aún la importancia de ponerla en práctica en todos los aspectos de nuestra vida.
La palabra tolerancia viene del término latín tolerare (sostener, soportar). En la Real Academia Española (RAE) amplían su significado como el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. No hay tolerancia sin respeto, ambos se validan y se refuerzan.
Es decir que cuando estamos frente a un tema, persona o posición con la que no concordamos, no necesariamente tenemos que aplaudirla, pero sí podemos escuchar, conocer su posición y basados en el respeto mutuo aceptar su libre expresión. 

La Tolerancia es un valor que debería crecer al ritmo que la modernidad nos involucra más activamente en la globalización, pero paradójicamente no siempre es así. Al vivir más involucrados en la tecnología, inmersos en la web cual si fuera un mundo paralelo donde podemos adoptar la posición y la personalidad que mejor nos conforme, buscamos espacio para expresarnos donde nos sabemos aceptados, porque aquí en la cotidianeidad no es así.

Andamos en la ciega búsqueda de un reconocimiento social que muchas veces se logra dejando a un lado a la familia, los hijos, los valores e incluso lamentablemente las propios ideales.

Basta ver el incremento exagerado del bullying en las escuelas, la sobrevalorización del dinero y la tecnología como un medio para pertenecer a una sociedad que nos marca cada vez más irreales los estándares de aceptación.

Entre los escolares la tolerancia es bastante difícil de promover, pues la gran mayoría son tratados en el seno familiar con un marcada reiteración de que son los únicos, lo más valioso del mundo, los “reyes” de mamá y papá, que todo merecen y en donde se toman sus opiniones como verdaderos decretos y al llegar a un entorno donde “todos son reyes”, quieren seguir siendo tratados del mismo modo que en casa por propios y extraños sin importar el lugar en que estén mostrando así una evidente falta de tolerancia.

Si bien es labor del docente promover la aceptación y la pluralidad entre sus educandos, es en el seno familiar donde se aprende la tolerancia.
Tolerar es sinónimo de respetar, de ser pacientes más no complacientes. La diversidad de posturas, creencias y personalidades le da sentido a nuestro diario vivir.

Tolerar no es hacer el favor de dejar pasar. Todos tenemos derecho a expresar nuestras diferencias sin rebasar el límite de las reglas generales para la sana convivencia.

Del mismo modo que los colores son tan diferentes unos a otros, y que su mezcla permite tonalidades hermosas y diversas. La comprensión, convivencia y aceptación de nuestra diversidad nos puede mostrar bellas maneras de comprender la vida y descubrir en nuestro entorno valores y dichas hasta hoy desconocidas.

Hoy te invito a darte la oportunidad de conocer las diferencias de otros y reconocer que aún sin estar de acuerdo se puede coexistir y compartir en un ambiente saludable.

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