sábado, 28 de agosto de 2010

Odontología y Espectro Autista


Desde el blog de Verónica Velasco en Rosario Santa Fe, Argentina

JUEVES 19 DE AGOSTO DE 2010

La salud bucal de los niños con trastornos del espectro autista

Los niños suelen ser reacios a visitar al odontólogo. Las personas con autismo, además, suelen no cooperar o molestarse ante la intrusión que implica para ellos. Sin embargo, es necesario que se traten. Para ello, una especialista da pautas sencillas y efectivas acerca de cómo tratarlos.

Los trastornos del espectro autista, “autismo” -del griego autós, que significa uno mismo- remiten a un conjunto heterogéneo de individualidades, con niveles de desarrollo, necesidades educativas y perspectivas vitales diferentes.

Para los odontólogos, un verdadero desafío a la hora de atender su salud bucal y para los padres una dificultad cuando se trata de incorporar hábitos diarios de higiene bucal. Generalmente manifiestan que no pueden cepillarles los dientes, que no se deja, que muerde el cepillo, etc.


Hoy se habla de autismo desde génesis multifactorial del problema y esas alteraciones, en general, plantean desafíos importantes de comprensión, explicación, salud y educación y en especial para el profesional odontólogo que debe trabajar en un sector acotado del cuerpo de ese niño pequeño con trastorno del espectro autista.
Resulta difícil entender cómo es el mundo interno de personas con problemas de relación y comunicación, con dificultades para aprender mediante delicados mecanismos de imitación, identificación e intercambio simbólico.
Aparece más en el sexo masculino y en los primeros años de la infancia, caracterizado por:
- relaciones sociales anormales;
- trastornos del lenguaje, con lenguaje ininteligible, ecolalia (repetición de lo que escuchan) y fenómenos de inversión pronominal (particularmente la utilización de “tú” en vez de “yo” o “mí” al referirse a sí mismo);
- fenómenos rituales y compulsivos,
- desarrollo intelectual irregular, en la mayoría de los casos.

Síntomas, signos y diagnósticos
En general, el autismo infantil se manifiesta ya en el primer año de vida; nunca o es rara su aparición después de los 30 meses.
El síndrome se caracteriza por las siguientes alteraciones:
- fuerte rechazo a la compañía (los niños no crean lazos afectivos y evitan los abrazos y mirar a los ojos de los padres);
- resistencia a los cambios, realización de rituales;
- práctica de actos repetitivos;
- trastornos del lenguaje y de la fonación (que varían desde un mutismo total hasta un retraso en el comienzo de la fonación o, incluso, una acusada idiosincrasia en la utilización del lenguaje),
- rendimiento intelectual muy irregular.
El autismo aparece aislado o en conjunción con otros trastornos que afectan la función cerebral, tales como infecciones virales, perturbaciones metabólicas y epilepsia. Es importante distinguir el autismo del retraso mental, ya que un diagnóstico inapropiado puede tener como consecuencia un tratamiento inadecuado o ineficaz.
La forma severa del síndrome de autismo puede incluir comportamientos extremadamente auto agresivos, repetitivos y anormalmente agresivos. Se ha comprobado que el tratamiento más eficaz consiste en aplicar programas educativos especiales con métodos de modificación de conducta.
El autismo es tratable. El diagnóstico temprano y la intervención precoz son vitales para el futuro del desarrollo del niño. Y en este punto, la Odontología juega un rol muy importante para la calidad de vida de estos niños.


Pautas diagnósticas a considerar en el abordaje

Para el odontólogo, es útil recurrir a algunos autores que consideran que de las 14 pautas que ahora se enumeran, cuando en un paciente aparecen 7 de ellas podríamos sospechar un síndrome autista y por lo cual recurrir a estrategias facilitadoras de atención odontológica:
1.    Dificultad para agruparse y jugar con otros niños.
2.    No disfruta de las demostraciones de afecto. Indiferencia o resistencia al abrazo.
3.    Parece sordo, no reacciona a la conversación.
4.    Marcada hiperactividad física.
5.    Resistencia a cualquier aprendizaje.
6.    No manifiesta miedo al peligro. Falta de miedo a los peligros reales.
7.    Inapropiado apego hacia los objetos.
8.    Resistencia al mínimo cambio en la rutina.
9.    Hace rodar objetos.
10.     Juegos solitarios prolongados. Juegos estereotipados y repetitivos.
11.     Risa sin razón aparente.
12.     Costumbres solitarias. Conducta retraída, indiferente, aislamiento, incomunicación.
13.     Indica con gestos sus necesidades.
14.     Rechaza y evita el contacto visual.

Características bucales
·        Lesiones dentales por bruxismo.
·        Traumatismos dentales por caídas.
·        Lesiones de tejidos blandos por autoagresiones.
·        Cicatrices por accidentes en convulsiones.
·        Hiposialia en aquellos niños que ingieren medicación anticonvulsiva.
·        Mala higiene oral por la resistencia que a veces ponen a ser cepillados sus dientes.
·        Caries de gran tamaño y enfermedades de las encías debido a la dieta altamente dulce, blanda y la falta o incorrecta higiene.

Atención odontológica del niño
El abordaje es de acuerdo a cada niño, teniendo como meta integrarlo a la familia y los contextos educativos y comunitarios que interrelacionan con él, no olvidando priorizar la autonomía y desarrollo como persona única, con los derechos de cualquier ser humano, uno de ellos a la salud y a la salud bucal de calidad.
Es esencial el apoyo de un equipo multidisciplinario, donde cada profesional sea nuclear en el desarrollo y potenciación de las habilidades y posibilidades del niño, un equipo siempre comunicado, en donde se conozcan y discutan las mejores propuestas para la realidad de cada niño con autismo.
Trabajar con cualquier paciente que tiene algún impedimento puede ser muy difícil para el odontólogo, pero el autista tal vez presenta el mayor desafío, debido a la carencia de comunicación entre él y el profesional. Muchos odontólogos prefieren no tratar a personas con autismo, y muchas veces ofrecen la anestesia general como última alternativa. Pero aunque estos pacientes pueden llegar a ser difíciles, existen ciertas estrategias que ayudan a mantener los arrebatos en un grado mínimo.
En el caso que sea un niño, primero debe considerarse que el “niño autista”, antes que nada es un niño y no un problema, debe tratársele con dulzura y respeto.
Luego debe recolectarse toda la información posible mediante la observación del niño, antes que ser intrusivo en su mundo propio y por supuesto antes de invadir su boca.
Posteriormente, debe haber un acercamiento suave, que permita al paciente observar los instrumentos antes que se empleen para examinarlo, lo cual debe hacerse cuando el niño se sienta lo más cómodo posible (sobre el regazo de alguno de sus padres, en el suelo, en el sillón, etc.).
Finalmente deben darse las órdenes necesarias para que actúe, pero sólo si ellas forman parte indispensable del examen.

Estrategias que pueden ayudar en la atención
·        El odontólogo debe saber presentar las instrucciones correctamente, ellas deben ser claras y breves.
·        Después de una respuesta “correcta” a una orden dada, estimular positivamente inmediatamente para que pueda asociar ambas acciones.
·        Gratificar las respuestas aproximadas (aunque no del todo correctas) a la conducta deseada. Esto será gradual hasta alcanzar la conducta ideal.
·        Por ejemplo, haciendo una equivalencia con lo que ocurre en las instituciones educativas y que resultan útiles cuando llegan al consultorio odontológico.
·        A veces en 1 y 2 es necesario ayudar alcanzándole el libro o mostrándole cómo abrir la boca, pidiéndole a la mamá que lo haga o tocándole suavemente la zona perioral.
·        El odontólogo debe graduar la complejidad de las prácticas clínicas desde la más sencilla a las más laboriosas, así como también no agrupar aprendizajes nuevos en la misma sesión.
Es importante señalar tres características importantes que debe reunir el odontólogo cuando se trata de atender un paciente con síndrome del espectro autista:
ü      Debe inspirar confianza.
ü      Debe tratarlo con paciencia.
ü      Debe tener habilidad para establecer comunicación con los padres ya que son el nexo y los mediadores de las necesidades de salud bucal.
Motivación
Como estos pacientes tienden a aislarse, interferir en su mundo y en sus actividades constituye un problema; trabajar cerca, que es en definitiva la distancia cercana la que necesita el dentista para hacer su trabajo, y el intentar sustituirlas por otras es todo un obstáculo. En otras disciplinas, cuando se trata de gratificar se utilizan alimentos (reforzadores) como trozos de frutas o gelatinas de colores llamativos que para la práctica odontológica pueden resultar incómodos, por ello se recomiendan suministrarlos al final del tratamiento y en otras oportunidades se realiza el refuerzo positivo con golosinas que empeoran la salud bucal. Otros los reemplazan por otros estímulos sensoriales como la música o el sonido del agua abriendo una canilla del consultorio.
La repetición cuidadosa de la rutina hace que el paciente tenga seguridad y confianza en el odontólogo y en el tratamiento que se sigue.
Generalmente, la atención del paciente se centra en el profesional cuando éste se sienta muy cerca de él pero no tanto que le resulte amenazante. Por ello, tener en cuenta:

  • No aparecer como invasivo.
  • No aparecer como amenazador.
  • Utilizar visitas cortas.
  • No hacer esperar al paciente.
  • No cambiar la rutina.
  • No cambiar el ambiente.
  • No disfruta de las demostraciones de afecto.
  • Buscar objetos que establezcan el contacto.
  • Evitar interferencias.
  • Realizar pasos pequeños y repetitivos.
  • Realizar refuerzo positivo para estimular.
  • Intentar durante varias sesiones el contacto visual con el niño para recién después iniciar el tratamiento odontológico propiamente dicho.
  • Queridos padres y colegas, no seamos impacientes, esperar no es perder el tiempo, todo lo contrario, las demoras iniciales implicarán establecer poco a poco un vínculo adecuado con el niño para poder atender su salud bucal.

Patricia Di Nasso*
* Patricia Di Nasso es profesora titular efectiva, cátedra Atención Odontológica del Paciente Discapacitado, Ftad. de Odontología, Univ. Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina. .Doctora en Salud Publica en la Atlantic International University (EEUU, 2009), Master en Atención Temprana (España, 2008), Magíster en Gestión de Organizaciones Públicas (Especialidad: Educación). Investigadora categoría 3, Especialista en Odontología Preventiva y Social. Especialista en Docencia Universitaria. Directora del Centro de Atención Odontológica al Discapacitado.

Ver nota original y seguir las publicaciones:
http://discapacidadrosario.blogspot.com/2010/08/la-salud-bucal-de-los-ninos-con.html

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