lunes, 15 de marzo de 2010

La cirugía

En cuestión de días, y tras el inicio de una avalancha de papeles y trámites,  llegamos al Centro Médico, y continuaron las consultas, los análisis, las preguntas, repetir mil y un veces, a que edad levanto su cabeza, cuanto peso al nacer, que Apgar obtuvo? Cual es su historia familiar? Antecedentes? Ha estado expuesta a alguna sustancia peligrosa? Fuma? Bebe? Etc… etc… Y Daniel no paraba de llorar, vomitar, dormir, sus periodos de calma, eran un regalo maravilloso, nos sonreía con esos ojos negros profundos “ojitos de cuyito” le decía mi mamá, y clamaba con sus balbuceos a su “abue” (abuela), para dar de brincos y jugar a las cosquillas con ella! Esos dos… se la traían… simplemente se adoraban y no podían dejar de juguetearse!!
Y justamente al mes, Daniel estaba entrando a cirugía, es terrible, tener a los pequeños en ayuno tanto tiempo para pasar a quirófano, su llanto tan cargado de sentimiento porque esta desesperado, que te siente tan cerca y quiere comer y no puedes complacerlo, y luego pensar que están indefensos ahí dentro, luchando por su vida, tan ingenuos y tan valientes, pequeños guerreros optimistas. Un ejemplo a seguir y una fuerte razón para valorar el día a día en el que pocas veces reparamos.


Daniel pasó 3 días en cuidados intensivos, decían que sería toda una semana de 7 días, pero mi pequeño fue muy valiente y se esforzó mucho y al tercer día, subíamos a piso.

Mientras que Daniel se dedicaba a recobrarse, los doctores iban y venían asombrados de su capacidad de recuperación estaban contentos y ciertamente había razón, Daniel se sentía muy bien! Quería saltar, besar y platicar, se levantaba por la baranda de su cuna a platicar, clamando porque lo sacara y jugara con el. Y cuando la abuela llegaba! Pura risa! Daniel repitió su lucha y el fin de semana siguiente dejamos el hospital.

Una vez fuera del hospital, siguieron constantes consultas, pasamos por todas las especialidades del Centro Médico, Nefrología, Oftalmología, Ortopedia, Psiquiatría, Otorrinolaringología, obviamente Cardiología, y Genética.  Todos médicos muy profesionales y muy eficientes, sin embargo, me quede llena de dudas y dudas que ni siquiera se me ocurrían en ese momento, ellos tan expertos del tema, le explican a uno en términos que difícilmente una persona promedio puede entender, sin duda hacen su mejor esfuerzo pero no alcanza para una madre que a pesar de tener estudios profesionales siente que lo ignora todo.

Y así comienza mi sed de saber, abarcar y conocer todos los estudios que tengan que ver con Síndrome de Williams, porque no ha habido descanso, Daniel es como aquel sombrero de mago, de donde salen y salen trucos y uno no acaba de sorprenderse con cada una de ellas. 

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